Cómo lidiar con personas intolerantes
La intolerancia y la intransigencia son actitudes que pueden generar conflictos en la vida diaria, desde discusiones en el ámbito personal hasta tensiones en el entorno laboral. Las personas intolerantes suelen mostrar una resistencia a aceptar opiniones, creencias o comportamientos diferentes a los suyos, lo que puede resultar en interacciones tensas y problemáticas. Según un estudio de Duckitt (2001), la intolerancia puede estar profundamente arraigada en la necesidad de proteger la propia identidad y el miedo a lo desconocido. Lidiar con este tipo de personas requiere una combinación de habilidades emocionales, estrategias de comunicación y una comprensión profunda de las razones detrás de su comportamiento. ¿Pero qué características tienen estas personas? Suelen ser personas con una visión muy rígida
del mundo, donde solo su criterio es válido.
A continuación se exponen los comportamientos más comunes para identificarlos:
- Poco o nada de empatía: No se interesan o muestran interés en comprender o considerar los sentimientos y pensamientos de los demás.
- Juicios rápidos: Su naturaleza les hace tener tendencia a juzgar a otros sin conocer los detalles o contextos completos.
- Resistentes al cambio: No llevan bien las ideas nuevas o diferentes sobre todo cuando desafían sus creencias establecidas.
- Muestran hostilidad y agresividad: Tienden a reaccionar de manera desproporcionada cuando sus ideas son cuestionadas.
La intolerancia no solo afecta a la persona que la posee, sino también a quienes la rodean. Dependiendo del ámbito veremos que la intolerancia obstaculiza cualquier relación, colaboración laboral, puede causar rupturas familiares, malos entendidos.
Convivir con una persona con este comportamiento puede generar estrés, ansiedad y dificultades en las relaciones interpersonales (Peterson & Seligman, 2004).
Qué estrategias podemos usar para lidiar con estas personas intolerantes:
- Mantener la calma: La intolerancia en la mayoría de las ocasiones, se alimenta de las reacciones emocionales de los demás. Por ello mantener la calma y no responder con agresividad puede ayudar a suavizar la situación.
- Practicar la escucha activa: Cuando los psicólogos hablamos de la escuchar no decimos que haya que estar de acuerdo con la otra persona, pero puede ayudar a que se sienta escuchada, lo cual reduce su necesidad de defender sus puntos de vista de manera agresiva. Según Rogers (1959), la escucha activa es esencial para establecer una conexión emocional y minimizar el conflicto.
- Establecer límites claros: No debemos soportar comportamientos abusivos. Será necesario establecer límites con respeto (límites asertivos), pero con firmeza, esto ayudará a gestionar la situación.
- No tomárselo como algo personal: La intolerancia de una persona generalmente refleja sus propias luchas internas y no es un ataque directo a ti. Si tienes esto en cuenta, puede ayudarte a reducir la carga emocional de la interacción.
- Utilizar la asertividad: Ser asertivo puede ayudarte a transmitir tu opinión sin caer en la agresividad o la pasividad, por ello es importante que expreses tus pensamientos y sentimientos de manera clara y respetuosa.
- Fomentar el diálogo constructivo: Olvídate de intentar cambiar la opinión de la otra persona, enfócate en tener un diálogo constructivo, es decir, reconoce puntos de acuerdo y desacuerdo sin intentar forzar un cambio.
- Evitar la discusión: Las discusiones con personas intolerantes rara vez son
productivas. Si notas que la conversación se convierte en un bucle, lo mejor es cambiar de tema o retirarse educadamente. - Ser educados y respetuosos: Mantener siempre el respeto, incluso si ellos no lo hacen, siempre va a facilitar la comunicación.
- Saber cuándo alejarte: Si después de intentar todo lo anterior, ves que la persona se muestra completamente inflexible y la interacción se vuelve dañina o desgastante, no dudes en retirarte de la situación.
Resumiendo, las personas intolerantes e intransigentes pueden presentar desafíos significativos en la interacción diaria, pero con algunas estrategias adecuadas, es posible gestionar estas situaciones de manera efectiva. Mantener la calma, establecer límites y practicar la empatía y la asertividad no va a cambiar a la persona, pero puede
ayudar a manejar mejor las interacciones con este tipo de personas y minimizar el posible conflicto que pueda surgir.
Referencias
Duckitt, J. (2001). A Dual-Process Cognitive-Motivational Theory of Ideology and Prejudice. Advances in Experimental Social Psychology, 33, 41-113.
Francisco Javier Ugarte Pérez (1998). Claves de la Razón Práctica, Nº 86, pag., 58-62.
Peterson, C., & Seligman, M. E. P. (2004). Character Strengths and Virtues: A Handbook and Classification. Oxford University Press.
Rogers, C. R. (1959). A Theory of Therapy, Personality, and Interpersonal Relationships as Developed in the Client-Centered Framework. Psychology: A Study of a Science, 3, 184-256.
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Natalia Avellaneda
Psicóloga Sanitaria (Col. M-18157) y Psicooncóloga. Área de Psicooncología, enfermedades, dolor crónico y cuidados paliativos del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).