LA SOMBRA EN LA PANTALLA: POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS SOLO COMPARTEN MALAS NOTICIAS
En la era de la conectividad digital, donde la información fluye a una velocidad sin precedentes, es común encontrar un patrón de comportamiento en grupos de chat y redes sociales: el individuo que, de manera consistente, solo comparte noticias de carácter negativo. Desde catástrofes naturales y conflictos geopolíticos hasta escándalos y tragedias personales, estas personas parecen ser imanes para la información más sombría del mundo. Este fenómeno, lejos de ser una simple preferencia por el pesimismo, tiene profundas raíces en la psicología humana y la sociología de los medios de comunicación.
Desde una perspectiva psicológica, este comportamiento puede estar ligado a varios factores. El primero es el concepto de sesgo de negatividad, un principio bien documentado que sugiere que los seres humanos prestamos más atención, y damos más peso, a las experiencias negativas que a las positivas. Investigaciones en neurociencia, como las de John Cacioppo, han demostrado que el cerebro procesa la información negativa de forma más intensa y rápida que la positiva, activando con mayor fuerza la amígdala, el centro del miedo y la alerta. Para el «portador de malas noticias», este sesgo no solo influye en lo que consumen, sino también en lo que deciden compartir, ya que perciben que estas noticias tienen una mayor relevancia e impacto.
Otro factor crucial es la búsqueda de validación social. En un estudio de 2017 publicado en Social Media + Society, los investigadores sugirieron que compartir información impactante, especialmente si es negativa, puede ser una forma de reafirmar el propio estatus. Al ser el primero en informar al grupo sobre un evento dramático, el individuo se posiciona como una fuente de información importante. Este rol le otorga, aunque sea momentáneamente, una sensación de poder y pertenencia. La reacción del grupo, ya sea de shock, tristeza o preocupación, valida su elección de contenido y refuerza su comportamiento. Es una retroalimentación circular: comparten noticias negativas para llamar la atención, obtienen atención y, por lo tanto, continúan compartiendo.
Además, el comportamiento puede ser un reflejo de un estado emocional interno. La hipótesis del estado de ánimo congruente postula que las personas tienden a buscar y procesar información que es consistente con su estado de ánimo actual. Una persona que lucha contra la ansiedad, el pesimismo o incluso una depresión subclínica puede sentirse más atraída por narrativas que reflejan su propia visión del mundo. Compartir estas noticias no es solo una acción, sino una externalización de su propia visión del mundo. Para ellos, el mundo es un lugar lleno de peligros y desgracias, y al compartirlo, no solo informan, sino que también confirman su propia realidad.
Desde una perspectiva sociológica, el fenómeno se ve amplificado por la naturaleza de los grupos de WhatsApp y las redes sociales. Estos espacios, a menudo cerrados y con dinámicas de grupo preexistentes, crean un efecto de burbuja. Dentro de estos grupos, las normas de comunicación pueden ser laxas y el riesgo de confrontación es bajo. El individuo puede compartir contenido sin el escrutinio que podría enfrentar en un entorno más público. Este comportamiento también puede ser una forma de señalar un «sentimiento de comunidad» a través del miedo compartido. Al unirse en la preocupación por una noticia trágica, el grupo se une, reforzando lazos sociales, aunque sea a través de un sentimiento negativo.
El peligro de este comportamiento radica en su potencial para la contaminación emocional. Investigaciones sobre el «contagio emocional» en redes sociales, como la de C. A. Fowler, indican que la exposición repetida a noticias negativas puede influir en el estado de ánimo de los demás, aumentando los niveles de ansiedad y estrés. El «portador de malas noticias» no solo busca atención, sino que involuntariamente puede estar generando un ambiente de desánimo y miedo en su círculo social.
En conclusión, la persona que solo comparte noticias malas en grupos de chat no es simplemente un pesimista. Es un individuo cuyas acciones están moldeadas por sesgos cognitivos, la búsqueda de validación social, estados emocionales subyacentes y las dinámicas únicas del entorno digital. Comprender este fenómeno desde la psicología nos ayuda a ver que detrás del clic de «compartir» hay una compleja red de motivaciones humanas.
El portador de malas noticias es un eco de la amígdala colectiva, no un simple mensajero; es el reflejo de una sociedad que consume el miedo con la misma avidez que lo produce.
Sesgos cognitivos y su relación con el bienestar subjetivo – Dialnet
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Sebastián Villanueva
Director del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz). Psicólogo Sanitario (Col. M-33875). Responsable del Área de Psicología Afirmativa y Diversidad LGBTIQ+.