Psicología de la reproducción

La reproducción asistida ha revolucionado el campo de la medicina y la fertilidad, ofreciendo a muchas parejas la posibilidad de concebir cuando otras alternativas no son viables.

¿En qué consiste la psicología de la reproducción?

La psicología de la reproducción es una disciplina relativamente nueva de la psicología de la salud, y por tanto un nuevo campo de la actuación del psicólogo. Esta rama de la psicología debería prevenir y/o tratar los desajustes psicológicos relacionados con el ciclo reproductivo. Desde la adrenarquia a la menopausia, son muchos los momentos en los que pueden aparecer alteraciones emocionales. Todo el proceso de reproducción suele ser emocionalmente estresante y complejo, lo que hace esencial el apoyo psicológico durante todo el tratamiento.

La reproducción asistida, que incluye técnicas como la fertilización in vitro (FIV) y la inseminación artificial, no solo involucra procedimientos médicos complejos, sino también una serie de desafíos emocionales para los pacientes. La ansiedad, el estrés y la depresión son comunes entre las personas que pasan por estos tratamientos (Domar et al., 2000).

Cuando una pareja se enfrenta con la realidad de la infertilidad o la esterilidad pueden suceder dos cosas. En el mejor de los casos y tratándose de parejas sólidas, maduras y funcionales, la pareja se dispone a buscar alternativas de solución y no permiten que la situación socave las bases de su relación.

Otra posibilidad, y desafortunadamente la más frecuente, es que surge en la pareja una serie de emociones relacionadas con la imposibilidad de tenerlos de manera «natural», esto hace que, se desmorone el proyecto de vida juntos. La desesperanza y una visión negativa de la situación, puede hacer que las bases de la pareja se remuevan. Si no son capaces de visualizar otras alternativas para la procreación, muchas de esas parejas terminarán en separación, con las consecuencias a nivel emocional que conllevará para cada miembro de la pareja, como culpabilidad, frustración, impotencia, fracaso, ansiedad, depresión, entre otros.

Surge otro escenario y son aquellas pareja que han podido tener un hijo y el problema se presenta al intentar tener el siguiente, en estos casos existen más posibilidades de que el manejo emocional sea un tanto diferente y se dé una mejor disposición a considerar otras alternativas.

¿Qué propone la psicología de la reproducción?

Lo que propone la psicología para trabajar en este ámbito es la terapia individual para ayudar a los paciente a manejar la ansiedad, la depresión y el estrés relacionado con la infertilidad y los procedimientos médicos. A continuación se exponen algunas estrategias de apoyo psicológico. También la psicoterapia de pareja para mejorar la comunicación y el apoyo mutuo en el proceso de reproducción asistida. Se usan técnicas como el mindfulness y las técnicas de relajación, que están más que probadas en la reducción del estrés y el bienestar general. La psicoeducación proporciona información detallada sobre el proceso, los procedimientos y los resultados. Se trabaja en situaciones de crisis, donde la ansiedad es alta y la depresión severa.

Conclusión

El apoyo psicológico en el proceso de reproducción asistida es fundamental para abordar los desafíos emocionales que enfrentan los pacientes.
Integrar apoyo psicológico en los programas de reproducción asistida no solo beneficia a los pacientes, sino que también puede contribuir a una experiencia más positiva y menos estresante durante este complejo proceso. Si te encuentras en esta situación o conoces a alguien que esté pasando por un proceso similar, no dudes en contactar con nosotros para que podamos ayudarte.

Referencias

 Bayo-Borràs, R., Cànovas, G. y Sentís, M. (2005). Aspectos emocionales de las técnicas de reproducción asistida. Barcelona: Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya.
 Moreno-Rosset, C. (2000). (Dir) Factores psicológicos de la infertilidad. Madrid: Sanz y Torres.
 Moreno-Rosset, C. (2003). Memoria Final del Proyecto I+D+I Consecuencias psicológicas y psicosociales de los tratamientos de infertilidad en las mujeres: evaluación e intervención. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto de la Mujer. Expte. 11/00.
 Yago, Teresa, Segura, Javier y Irazábal, Emilio (1997). Infertilidad y reproducción asistida. Relatos de parejas entre el sufrimiento y la esperanza. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva, S.L.
 García, E., Rodríguez, M., & Martínez, A. (2014). Apoyo psicológico en el proceso de reproducción asistida en Madrid. Psicología y Salud, 26(2), 121-135.
 Hammarberg, K., Collins, J., & Wadden, N. (2008). The role of counseling in the management of infertility. Reproductive BioMedicine Online, 16(4), 510-516.
 Klock, S. C., & Schimmel, D. (2000). Support groups and counseling in infertility treatment. Journal of Reproductive Medicine, 45(5), 383-389.

https://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/1581.pdf


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Natalia Avellaneda

Psicóloga Sanitaria (Col. M-18157) y Psicooncóloga. Área de Psicooncología, enfermedades, dolor crónico y cuidados paliativos del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

Y ahora, ¿quién nos enseña a vivir con el diagnóstico?

Somos un centro especializado en daño cerebral adquirido y enfermedades neurodegenerativas tales como el alzheimer, parkinson, demencia vascular, traumatismos, accidentes cardio vasculares o epilepsia y, varios días a la semana, tenemos grupos de estimulación cognitiva.

La semana pasada, uno de los pacientes de los grupos, me dijo una frase que ha resonado durante varios días en mi cabeza: “Menos mal que mi mujer tiene una cabeza privilegiada, no sé qué haría yo sin ella”. Desde ese momento, no dejo de pensar en el importante papel que desempeña la familia en estos casos. 

No es fácil admitir un diagnóstico sea del tipo que sea,  pero imagino lo complicado que es ver cómo tu pareja de toda la vida o tus padres, empiezan a olvidarse de las cosas y acaban por olvidarse de ellos mismos y de los que les rodean.

Cuando al centro viene un paciente derivado de neurología con una sospecha de alzheimer por ejemplo y, tras hacerle la valoración, confirmamos el diagnóstico, tanto el propio paciente como la familia,  necesita asimilarlo despacio. Algunas veces cuesta más que otras pero siempre es complicado.

Al oír la frase el otro día, el papel de la familia despertó en mí un interés que estaba medio oculto. Es lógico pensar primero en el paciente pero, ¿quién enseña a la familia a asimilar el diagnóstico? ¿cómo un hijo aprende a mirar a su padre ahora? ¿qué ocurre con matrimonios que llevan juntos toda una vida y dejan de reconocerse?

En estos casos, la labor del neuropsicólogo debe ir más allá, facilitando a las familias las estrategias, el apoyo y la ayuda para que, una vez salgan de la terapia y lleguen a casa, sepan manejar la situación lo mejor posible. Por eso, algunas veces, el neuropsicólogo se convierte en parte de la familia, en alivio, en pilar y en sostén. Pasa a ser esa parte de tranquilidad y cordura que todos y todas necesitamos en algún momento.

Es muy gratificante ver cómo las familias, a pesar de sus dudas y miedos, afrontan los casos con paciencia,  determinación y mucho cariño. 

Os comparto algunas de las frases que me dicen los pacientes cada semana y que resumen perfectamente de lo que os hablo:

  • “Es que mi hija tiene una paciencia infinita”
  • “En casa tengo a mi señora que esa sí que funciona y no los ordenadores de ahora”
  • “Mi hijo es el que me lleva todo”
  • “Menos mal que mi marido lo tiene todo apuntado”
  • “Mis citas médicas las lleva mi hermana siempre”

Conclusión

Cuando un paciente enferma, de alguna manera, enferma la familia entera.

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Ana Villanueva

Recepcionista y Administrativa responsable de la Gestión de Citas y del Triaje de pacientes. Área de Administración del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

Discurso sobre la Violencia de Género en Adolescentes

Boneta-Sádaba,  García-Mingo y Tomás-Forte hicieron un estudio publicado en 2024 que analizaba los discursos de jóvenes españoles sobre la Violencia de Género.

Identificaron cuatro posicionamientos discursivos en torno a la violencia de género: 

  1. Negacionismo articulado: considera que la violencia de género es un invento ideológico y que es un tema urgente contra el que hay que organizarse.
  2.  Feminismo: considera que la violencia de género y el machismo son problemas urgentes de nuestra sociedad y que tienen alta prevalencia en la sociedad actual 
  3. Banalización de la violencia: considera que la violencia de género existe en nuestra sociedad pero no hay que darle respuesta urgentemente ni se debe priorizar por encima de otras cuestiones sociales.
  4. Individualismo nihilista: aquellos que creen que la violencia de género no existe, pero tampoco creen que haya que oponerse de manera organizada o movilizarse colectivamente.

Entre los adolescentes españoles, identificaron que la mayoría se encuentran repartidos en dos posiciones: feminismo y banalización de la violencia de género. Entre los participantes se aprecia una clara diferencia por género. Ellas se alinean en mayor medida con los postulados del feminismo acerca de la violencia de género y tienen opiniones positivas hacia el feminismo. La postura banalizadora de la violencia de género es la más dominante entre los adolescentes varones porque, creen los autores, les permite negociar su masculinidad e interpretar los cambios sociales.

Teniendo en cuenta que la posición de banalización de la violencia es la más recurrente entre los adolescentes varones, sistematizaron los puntos clave del «argumentario banalizador» de la violencia de género.

Este argumentario se compone de ocho argumentos clave: 

  1. la violencia de género está mal definida.
  2. las medidas que se toman no son adecuadas.
  3. muchas de las cosas que recoge han pasado siempre y no es para tanto.
  4. son cosas que pasan más bien en otros países o épocas.
  5. es inevitable y no se puede erradicar.
  6. la víctima también tiene culpa.
  7. las mujeres también lo hacen.
  8. que está magnificado mediáticamente.

Estos autores, usan la imagen del espejo curvo para referirnos al conjunto de creencias que tienen los varones adolescentes sobre sí mismos respecto a la violencia de género y que encajan con la matriz negacionista de la violencia de género. Pese a que existe entre los adolescentes varones una franca preocupación por la violencia extrema y un consenso en torno a la idea de que la violencia sexual puede ser un problema, también identificaron creencias que pueden llegar a cimentar el argumentario negacionista. El espejo curvo es como se le ha llamado a la suma de dos patrones de creencias cuando se refieren a la violencia de género: el victimismo masculino y la reacción antifeminista.

El patrón del victimismo masculino se construye sobre la creencia de que los nuevos desarrollos legislativos son negativos para los varones, quienes se han convertido en las auténticas víctimas. La noche en el calabozo se ha convertido en el mito que más ha calado y resume la idea de que los hombres están desprotegidos en un nuevo sistema que los criminaliza y persigue.

El patrón de la reacción antifeminista se cimenta sobre la crítica frontal al feminismo de la cuarta ola, la cuestión de las ayudas públicas de apoyo a las víctimas de la violencia de género y, por último, la asociación del feminismo con “otro” enemigo, del que toda reivindicación supone un ataque directo contra los hombres. Entre los entrevistados, se vieron creencias arraigadas que ven a las supervivientes de violencia y a las mujeres en general como personas malintencionadas y aprovechadas que se ven amparadas por leyes injustas para los hombres, resumidas en la idea de que los hombres son culpables hasta que se demuestre lo contrario.

Conclusión

Muchos adolescentes varones no niegan la existencia de la violencia de género, pero minimizan su importancia. Sin embargo, cuando los adolescentes son interpelados en calidad de varones, y no como ciudadanos, se alinean con posturas negacionistas que forman parte de la política de negación. 

https://revistaprismasocial.es/article/view/5224/5824

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Laura Santi

Psicóloga Sanitaria (Col. AN10267). Área de Adicciones químicas y psicológicas y de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

EL APEGO Y SU INFLUENCIA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Desde los primeros días de vida, el apego y su influencia en la infancia y adolescencia juegan un papel clave en el desarrollo emocional y social. La forma en que los niños se vinculan con sus cuidadores principales afecta su manera de relacionarse en la adultez. ¿Cómo influyen los diferentes tipos de apego en la construcción de relaciones futuras?

¿Qué es el apego y por qué es importante?

El apego es el vínculo emocional que se establece entre un niño y su figura de cuidado. Según la teoría del apego de John Bowlby, este lazo es esencial para el desarrollo de la confianza y la seguridad emocional. Cuando un niño se siente protegido y atendido, tiene más probabilidades de desarrollar una autoestima saludable y relaciones interpersonales satisfactorias.

Tipos de apego y su impacto en la vida futura

Existen cuatro tipos principales de apego, cada uno con implicaciones distintas para la infancia, adolescencia y vida adulta.

1. Apego seguro.

Los niños con apego seguro confían en sus cuidadores y buscan apoyo en momentos de estrés. En la adolescencia y adultez, suelen establecer relaciones sanas, con buena comunicación y confianza en los demás.

2. Apego ansioso-ambivalente.

Este tipo de apego se da cuando la figura de cuidado es inconsistente en su atención. Los niños pueden mostrar ansiedad excesiva ante la separación y, en el futuro, desarrollar relaciones dependientes, con miedo al abandono.

3. Apego evitativo.

Ocurre cuando el cuidador es emocionalmente distante o no responde a las necesidades del niño. En la adolescencia y adultez, estas personas pueden evitar la intimidad y tener dificultades para expresar sus emociones.

4. Apego desorganizado.

Suele darse en contextos de abuso o negligencia. Los niños con apego desorganizado presentan conductas contradictorias: buscan cercanía, pero también la rechazan. En el futuro, pueden enfrentar dificultades para regular sus emociones y mantener relaciones estables.

El apego y su influencia en la infancia y adolescencia

El tipo de apego que se desarrolla en la infancia tiene un impacto duradero en la forma en que los adolescentes y adultos manejan sus relaciones. Por ejemplo, un estudio comparativo publicado en Scielo.cl  encontró que el apego inseguro está relacionado con niveles más altos de ansiedad y depresión en la adultez.

Además, en la adolescencia, el apego sigue evolucionando. Los jóvenes con un apego seguro suelen tener relaciones románticas saludables, mientras que aquellos con apego ansioso o evitativo pueden enfrentar más conflictos emocionales y dificultad para confiar en los demás.

¿Se puede modificar el apego en la adolescencia o adultez?

Aunque el apego se forma en la infancia, no es un destino inmutable. Con el apoyo adecuado, es posible desarrollar vínculos más saludables. La terapia psicológica, el desarrollo de la inteligencia emocional y las experiencias positivas con otras personas pueden ayudar a superar patrones de apego inseguros.

Si te interesa profundizar más en el tema, puedes leer este artículo sobre cómo fomentar la resiliencia en la infancia y adolescencia.

Conclusión.

El apego y su influencia en la infancia y adolescencia determinan en gran medida la manera en que una persona construirá sus relaciones en el futuro. Comprender cómo se desarrolla el apego y buscar formas de fortalecerlo puede marcar una gran diferencia en la vida emocional de niños y adolescentes.

Alba Bejarano

Psicóloga Sanitaria (Col. AN08171) especialista en Orientación Educativa. Área Infantojuvenil del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

Jesús Rivas Marín

Psicólogo Sanitario (Col. AN11016) y Maestro de Educación Especial (Pedagogía Terapéutica). Área Infantojuvenil del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

Mecanismos psicológicos que se activan en la jubilación

Dependiendo de la persona, la jubilación puede ser un premio o una condena, dependerá de la forma de afrontar esta etapa. Se puede vivir como una etapa llena de alegrías u oportunidades, o se puede vivir como una etapa de declive personal.

Es una etapa vital que supone un cambio trascendental en la vida de una persona. El cese de la actividad laboral, que en muchos casos ha ocupado la mayor parte del tiempo y del esfuerzo personal durante décadas, desencadena una serie de mecanismos psicológicos que pueden tener un impacto profundo en el bienestar emocional y social del individuo.

Muchas personas pasan su vida laboral esperando ansiosamente a que llegue su momento de la jubilación y cuando llega se instalan en una gran incertidumbre. Esta incertidumbre puede generar en la persona inseguridad y angustia, ya que el cambio que se va a producir es muy brusco.

Algunos mecanismos que se activan en la jubilación

Necesidad de redefinir la nueva identidad personal y profesional:

Uno de los primeros mecanismos que se activan tras la jubilación es la necesidad de volver a definir la identidad personal y profesional. Durante la vida laboral, el trabajo no solo proporciona ingresos, sino que también contribuye significativamente a la construcción de la identidad del individuo, ofreciéndole un rol claro dentro de la sociedad (Fernández-Mayoralas et al., 2015). Perder este rol puede generar un sentimiento de vacío y la sensación de pérdida de propósito, pérdida de la identidad que afectará negativamente a la autoestima (Martínez et al., 2018).

Nueva adaptación a las nuevas rutinas y gestión del tiempo libre:

En la jubilación el cambio de horario cambia radicalmente, de una estructura diaria bien definida se pasa a un periodo de tiempo libre muy grande. Este cambio tendrá diversas interpretaciones, dependerá de la persona, pero será asumido como positivo o negativo, teniendo en cuenta que la falta de una estructura temporal puede llevar a la desorganización y en muchos casos a la sensación de inutilidad, lo que aumentará los niveles de ansiedad o depresión. Según Gil y García (2020), muchas personas experimentan una sensación inicial de liberación, pero también pueden enfrentarse a dificultades para establecer una nueva rutina que les proporcione satisfacción y sentido.

Sentimientos de inutilidad y pérdida de relevancia:

Mientras trabajamos, tenemos sensación de contribución y de propósito. Cuando la persona se jubila puede llegar a sentir que no tienen el mismo valor que antes, o por el contrario encontrar un nuevo propósito de vida, como un deporte, una afición. El miedo a dejar de ser útil o relevante en la sociedad es otro mecanismo psicológico que se activa con la jubilación (Díaz Conde et al., 2019), llegando a desencadenar sentimientos de inseguridad y dudas sobre el propio valor.

Modificación en las relaciones interpersonales:

Otro área que se ve modificada es la red social de la persona. La interacción diaria con compañeros de trabajo suele ser una fuente importante de apoyo emocional y social, y su pérdida puede dar lugar a sentimientos de soledad o aislamiento (Martínez et al., 2018). Esto se complica más cuando la vida social de esta persona estaba directa y exclusivamente vinculada al ámbito laboral. Tocará buscar nuevos grupos sociales, y reconstruir sus redes sociales, tarea que para muchos no es fácil.

Ansiedad ante la nueva realidad económica:

Surge la preocupación por si la pensión y los ahorros serán suficientes para mantener el mismo nivel de vida. Esto se agudiza más en aquellos casos donde las pensiones o ahorros no ofrecen un soporte robusto. Esta preocupación financiera puede agravar otros síntomas de ansiedad, afectando la calidad de vida del jubilado.

Búsqueda de nuevos propósitos:

No todo va a ser negativo, la jubilación puede y debe verse como una oportunidad para el desarrollo personal de nuevas inquietudes. Muchas personas van a ser capaz de redefinir nuevos objetivos, encontrar nuevas satisfacciones, aprender nuevos conocimientos, en definitiva tener nuevos hábitos, nuevos hobbies, que ayudarán al jubilado a tener un nivel de bienestar psicológico alto.

Conclusión

Es importante comentar que la jubilación activa una serie de mecanismos psicológicos complejos que pueden tener tanto efectos positivos como negativos en el bienestar del individuo. Sin embargo, con una planificación adecuada, apoyo social y una actitud positiva, la jubilación puede transformarse en una etapa enriquecedora y plena de nuevas oportunidades.
Si te encuentras en una situación que precise de un profesional de la salud mental para ayudarte, no dude en contactar con nosotros.

Referencias

Díaz Conde, M. P., Rodríguez, M. S., & Pérez, A. L. (2019). Estrés y ansiedad en la jubilación: una revisión de estudios en España. Revista de Psicología Aplicada, 7(2), 45-60.
Fernández-Mayoralas, G., Rojo-Pérez, F., & Rodríguez, V. (2015). La jubilación y su impacto psicológico en la población española. Psicología y Salud, 30(1), 23-38.
Gil, R., & García, L. (2020). Nuevos comienzos: cómo afrontar la jubilación de manera positiva. Editorial Síntesis.
Martínez, P., González, J., & Ortiz, A. (2018). Redes sociales y soporte emocional tras la jubilación. Psicología Social, 12(4), 67-80.

file:///C:/Users/natal/Downloads/Dialnet-PromocionDelEnvejecimientoActivo-2756877.pdf

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Natalia Avellaneda

Psicóloga Sanitaria (Col. M-18157) y Psicooncóloga. Área de Psicooncología, enfermedades, dolor crónico y cuidados paliativos del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

7 CLAVES PARA PRESTAR PRIMEROS AUXILIOS EMOCIONALES

Al igual que usamos un botiquín para ofrecer primeros auxilios médicos, nuestra salud mental necesita a veces de un tratamiento inmediato para brindar alivio emocional en situaciones de tensión, para así disminuir los síntomas agudos del estrés. A estas intervenciones las llamamos PRIMEROS AUXILIOS EMOCIONALES. 

Seguro que si te pregunto “¿qué elementos crees que no pueden faltar en un botiquín?” enumerarías algunos como estos: gasas, alcohol, guantes, apósitos, tijeras, tiritas, etc…

¿Sabrías también decirme qué no puede faltar en ese “botiquín” de Primeros Auxilios Emocionales?

Muchas veces, las personas que nos rodean están atravesando momentos muy duros, situaciones dolorosas entre ellas las pérdidas, un diagnóstico difícil de sostener, estados de ansiedad y/o depresión limitantes. Es muy habitual que cuando intentemos ayudar nos abrume la duda de si lo estamos haciendo bien o mal. La incertidumbre de no saber si somos un alivio o una carga para esa persona. Y en muchas ocasiones esto nos frustre. 

A continuación te ofrezco 7 recomendaciones muy sencillas con las que podrás ofrecer esos Primeros Auxilios Emocionales y orientar así tus iniciativas de apoyo a esa persona que necesita tu ayuda.

1.- Pregunta qué necesita

A veces, incluso antes de saber qué es lo que ha ocurrido, pregunta qué necesita de ti. Para ello puedes usar alguna pregunta del tipo:

  • ¿qué puedo hacer por ti?
  • ¿cómo puedo ayudarte?
  • ¿hay algo que yo pueda hacer por ti?

2.- No pasa nada si llora

A veces tendemos a calmar a la persona creyendo que así le evitamos el dolor. Sin embargo, llorar no es malo. Es verdad que puede resultar difícil acompañar a una persona que llora. Pero si te muestras tranquilo o tranquila a su lado, y le expresas tu comprensión, esto puede incluso estrechar los lazos que os unen. 

3.- Respeta su intimidad

No necesitas conocer todos los detalles de lo que ha llevado a la persona a encontrarse en esa situación. Y puede que ella o él no quieran entrar en ellos. Es muy importante respetar esto. 

4.- Respeta los silencios

Sé que generalmente son incómodos y creemos que hay que llenarlos con “lo que sea”. No nos han enseñado muchas veces a valorarlos. Pero recuerda, tu compañía física, tu presencia serena junto a él o ella, harán que las palabras sean algo secundario.

5.- Utiliza la escucha activa

Es importante que no quieras adoptar un rol demasiado activo. Muéstrate atento, atenta. Permite que se ala otra quien hable más para que así pueda expresarse con serenidad. 

6.- Atiende a los detalles

Cuando una persona atraviesa una situación complicada, es posible que le resulte difícil atender o responder a todas las responsabilidades de su día a día. Piensa en ellas, y muéstrale tu apoyo para ayudarle a planificar si fuese necesario.

7.- Respeta su necesidad de estar en soledad

A veces nos empeñamos en no dejar sola a la persona que se siente triste. Pero no siempre esto es positivo. La tristeza es una emoción que favorece la introspección, el retraimiento. Por eso, permite los espacios de reflexión y respeta el deseo de esa persona de estar sola. 

Podemos concluir diciendo que cualquier persona a lo largo de su vida puede vivir alguna situación de crisis. A través de los primeros auxilios psicológicos logramos proporcionar esta ayuda inicial que puede permitirles afrontar de mejor manera los eventos vividos e integrarlos de manera funcional a la trama de su vida. Y podéis estar seguras y seguros de que recibir esta ayuda es algo que todos y todas nos merecemos. 

​Guía para saber prestar primeros auxilios emocionales

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Sebastián Villanueva

Director del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz). Psicólogo Sanitario (Col. M-33875). Responsable del Área de Psicología Afirmativa y Diversidad LGBTIQ+.

¿Qué factores relacionan el deporte y los trastornos de la conducta alimentaria

Ante la multitud de noticias sobre la necesidad de empezar nuevos hábitos relacionados con el deporte, nos preguntamos hasta qué punto el desarrollo de estos nuevos hábitos puede ser constitutivo de riesgo para desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).

Desde hace tiempo, es comúnmente aceptado, que los deportistas tienen más riesgo de desarrollar TCA que la población general. Distintos estudios realizados, han concluido que los TCA son más prevalentes en deportistas que en no deportistas, en mujeres deportistas que en varones deportistas y, sobre todo, en bailarinas y en deportistas de élite.

La asociación entre TCA y práctica deportiva puede deberse a distintas circunstancias:

1. Algunos deportes pueden atraer a personas con características de personalidad, como el perfeccionismo y la obesidad, que son en sí mismas factores de riesgo para tales trastornos o favorecen persistir en la práctica de aquellos deportes, incrementándose su vulnerabilidad.

2. Personas que pretenden controlar su peso, “estar en forma” o han iniciado un TCA, pueden buscar en la práctica deportiva un procedimiento socialmente aceptado de conseguirlo.

3. Determinados deportes promueven tipos de cuerpo o niveles de peso susceptibles de desencadenar trastornos alimentarios en personas predispuestas.

4. La asociación entre TCA y práctica deportiva puede ser fortuita en algunos casos.

Al igual que en la población no deportista, los TCA en deportistas son difíciles de entender sin la decisión previa de perder peso y la práctica de dietas restrictivas.

En deportistas, se ha diferenciado la delgadez por rendimiento de la delgadez por apariencia:

La primera se asocia a la creencia de que alcanzar un peso más bajo o reducir el tejido graso mejorará el rendimiento

La segunda está implicada en el seguimiento de modelos corporales delgados presentados como tales en modalidades deportivas como gimnasia, patinaje artístico o, sobre todo, ballet.

Como ya se ha apuntado, los deportistas sufren las influencias ambientales de riesgo para TCA como el resto de adolescentes y jóvenes, más las propias de la práctica deportiva en general y las específicas de su especialidad deportiva.

Sin embargo, estos factores de riesgo se han estudiado preferentemente en los deportes estéticos por ser los más prevalentes en TCA (ballet, patinaje artístico, gimnasia, etc.).

Los principales factores de riesgo en este tipo de deporte

Hay acuerdo en cuáles son los principales factores de riesgo que entrañan este tipo de deportes: ejercicio físico intenso, modelo corporal muy delgado, elevado impulso para adelgazar, competitividad y perfeccionismo (Morandé, Graell y Blanco, 2020).

Referencias:

Morandé, G., Graell, M. y Blanco, M. A. (2020). Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad. Editorial Médica Panamericana.

Laura Santi

Psicóloga Sanitaria (Col. AN10267). Área de Adicciones químicas y psicológicas y de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

Cómo lidiar con personas intolerantes

La intolerancia y la intransigencia son actitudes que pueden generar conflictos en la vida diaria, desde discusiones en el ámbito personal hasta tensiones en el entorno laboral. Las personas intolerantes suelen mostrar una resistencia a aceptar opiniones, creencias o comportamientos diferentes a los suyos, lo que puede resultar en interacciones tensas y problemáticas. Según un estudio de Duckitt (2001), la intolerancia puede estar profundamente arraigada en la necesidad de proteger la propia identidad y el miedo a lo desconocido. Lidiar con este tipo de personas requiere una combinación de habilidades emocionales, estrategias de comunicación y una comprensión profunda de las razones detrás de su comportamiento. ¿Pero qué características tienen estas personas? Suelen ser personas con una visión muy rígida
del mundo, donde solo su criterio es válido.

A continuación se exponen los comportamientos más comunes para identificarlos:

  1. Poco o nada de empatía: No se interesan o muestran interés en comprender o considerar los sentimientos y pensamientos de los demás.
  2. Juicios rápidos: Su naturaleza les hace tener tendencia a juzgar a otros sin conocer los detalles o contextos completos.
  3. Resistentes al cambio: No llevan bien las ideas nuevas o diferentes sobre todo cuando desafían sus creencias establecidas.
  4. Muestran hostilidad y agresividad: Tienden a reaccionar de manera desproporcionada cuando sus ideas son cuestionadas.
    La intolerancia no solo afecta a la persona que la posee, sino también a quienes la rodean. Dependiendo del ámbito veremos que la intolerancia obstaculiza cualquier relación, colaboración laboral, puede causar rupturas familiares, malos entendidos.

Convivir con una persona con este comportamiento puede generar estrés, ansiedad y dificultades en las relaciones interpersonales (Peterson & Seligman, 2004).

Qué estrategias podemos usar para lidiar con estas personas intolerantes:

  1. Mantener la calma: La intolerancia en la mayoría de las ocasiones, se alimenta de las reacciones emocionales de los demás. Por ello mantener la calma y no responder con agresividad puede ayudar a suavizar la situación.
  2. Practicar la escucha activa: Cuando los psicólogos hablamos de la escuchar no decimos que haya que estar de acuerdo con la otra persona, pero puede ayudar a que se sienta escuchada, lo cual reduce su necesidad de defender sus puntos de vista de manera agresiva. Según Rogers (1959), la escucha activa es esencial para establecer una conexión emocional y minimizar el conflicto.
  3. Establecer límites claros: No debemos soportar comportamientos abusivos. Será necesario establecer límites con respeto (límites asertivos), pero con firmeza, esto ayudará a gestionar la situación.
  4. No tomárselo como algo personal: La intolerancia de una persona generalmente refleja sus propias luchas internas y no es un ataque directo a ti. Si tienes esto en cuenta, puede ayudarte a reducir la carga emocional de la interacción.
  5. Utilizar la asertividad: Ser asertivo puede ayudarte a transmitir tu opinión sin caer en la agresividad o la pasividad, por ello es importante que expreses tus pensamientos y sentimientos de manera clara y respetuosa.
  6. Fomentar el diálogo constructivo: Olvídate de intentar cambiar la opinión de la otra persona, enfócate en tener un diálogo constructivo, es decir, reconoce puntos de acuerdo y desacuerdo sin intentar forzar un cambio.
  7. Evitar la discusión: Las discusiones con personas intolerantes rara vez son
    productivas. Si notas que la conversación se convierte en un bucle, lo mejor es cambiar de tema o retirarse educadamente.
  8. Ser educados y respetuosos: Mantener siempre el respeto, incluso si ellos no lo hacen, siempre va a facilitar la comunicación.
  9. Saber cuándo alejarte: Si después de intentar todo lo anterior, ves que la persona se muestra completamente inflexible y la interacción se vuelve dañina o desgastante, no dudes en retirarte de la situación.
    Resumiendo, las personas intolerantes e intransigentes pueden presentar desafíos significativos en la interacción diaria, pero con algunas estrategias adecuadas, es posible gestionar estas situaciones de manera efectiva. Mantener la calma, establecer límites y practicar la empatía y la asertividad no va a cambiar a la persona, pero puede
    ayudar a manejar mejor las interacciones con este tipo de personas y minimizar el posible conflicto que pueda surgir.
    Referencias

 Duckitt, J. (2001). A Dual-Process Cognitive-Motivational Theory of Ideology and Prejudice. Advances in Experimental Social Psychology, 33, 41-113.
 Francisco Javier Ugarte Pérez (1998). Claves de la Razón Práctica, Nº 86, pag., 58-62.
 Peterson, C., & Seligman, M. E. P. (2004). Character Strengths and Virtues: A Handbook and Classification. Oxford University Press.
 Rogers, C. R. (1959). A Theory of Therapy, Personality, and Interpersonal Relationships as Developed in the Client-Centered Framework. Psychology: A Study of a Science, 3, 184-256.

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Natalia Avellaneda

Psicóloga Sanitaria (Col. M-18157) y Psicooncóloga. Área de Psicooncología, enfermedades, dolor crónico y cuidados paliativos del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

¿Puedo llevar a mi hijo o hija al psicólogo sin el consentimiento del otro progenitor?

La salud mental de los más pequeños y pequeñas de la casa se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de los padres en la actualidad.

Cada vez que nos llaman solicitando una cita para un menor o una menor, hay una frase que siempre se repite: “¿están los padres separados?”. 

En nuestro caso, es imprescindible tener una autorización firmada por ambas partes para que el profesional empiece la intervención con el menor.

En ocasiones ocurre, que en padres separados, uno de los progenitores se opone a llevar al hijo en común a terapia y entonces surge la duda.

¿Es necesario el consentimiento conjunto?

En términos legales, cualquier decisión que esté relacionada con la salud de un menor, recae en la patria potestad que, salvo en casos excepcionales, es compartida por ambos progenitores. 

Que la guarda y custodia sea exclusiva  (materna o paterna) no es suficiente para poder tomar este tipo de decisiones.

¿Qué puedo hacer si mi ex pareja no lo autoriza?

Lo ideal sería hacer un comunicado por escrito al otro progenitor explicándole la necesidad de iniciar una intervención psicológica con el hijo de ambos, de esta manera, dejamos constancia de la comunicación y evitamos que pueda alegar con posterioridad, desconocimiento.

Si aún así, existe una oposición por su parte, el artículo 156 del Código Civil permite instar la vía judicial para conseguir la autorización del Juez, siempre que éste, considere que la intervención psicológica es necesaria y beneficiosa para el menor.

Este procedimiento del artículo 156 del Código civil, llamado “Procedimiento de Jurisdicción Voluntaria”, se inicia con una demanda por la parte interesada que será notificada a la otra parte.

En el juicio, ambas partes explicarán sus argumentos, aportando los documentos que crean necesarios para validar su postura.

El caso se resolverá mediante Auto del Juez en el que se le atribuye a uno de los progenitores la facultad de decidir si el menor debe o no someterse a terapia médica o psicológica.

¿Existen excepciones?

Son varias las excepciones a esta regla:

  • Si uno de los padres está involucrado en un proceso penal por atentar contra la vida o la integridad del menor o del otro progenitor, el consentimiento del no implicado, puede ser suficiente.
  • Una mujer que recibe asistencia en servicios especializados de violencia de género, puede decidir unilateralmente sobre el tratamiento psicológico de sus hijos.

En estos casos, basta con informar al otro progenitor.

Conclusión

La salud mental de los y las menores, es crucial para su desarrollo general. Es fundamental prestar la ayuda necesaria para afrontar y entender los desafíos diarios a los que se enfrentan. 

Ana Villanueva

Recepcionista y Administrativa responsable de la Gestión de Citas y del Triaje de pacientes. Área de Administración del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).

MI TERAPEUTA ES UN ROBOT. INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y PSICOTERAPIA

“Theodore: Quisiera que estuvieras conmigo en este cuarto ahora. Quisiera poder abrazarte, quisiera poder tocarte. 

Samantha: ¿Cómo me tocarías?”

Podría ser el diálogo de cualquier película de amor. Podrían ser dos protagonistas enamorados paseando por la Quinta Avenida. Pero no lo son. Theodore es un hombre solitario y tímido que ha encontrado en Samantha, un dispositivo electrónico que da voz a una inteligencia artificial, la compañía que anhelaba. Ha encontrado en sea voz, el amor. 

¿Y si el amor también pudiera surgir entre un ser humano y una inteligencia artificial? Esta es la pregunta que nos lanza la película “Her”, esa joya cinematográfica de 2013 donde un hombre solitario, Theodore, se enamora de Samantha, un sistema operativo con voz cálida, inteligencia desbordante y una sorprendente capacidad para comprenderle.

Más allá de la ciencia ficción, “Her” nos habla del futuro que ya empieza a asomarse en la psicología: un mundo donde la tecnología no solo acompaña, sino que escucha, observa, aprende… y cuida.

Hoy ya existen aplicaciones que ofrecen apoyo emocional, chatbots que replican conversaciones terapéuticas y algoritmos que detectan signos de ansiedad o depresión antes de que nosotros mismos seamos conscientes. Pero el gran desafío no está solo en programar respuestas lógicas, sino en “crear vínculos significativos”. Y ahí es donde la psicología y la inteligencia artificial se dan la mano.

La IA puede abrir puertas insospechadas: ofrecer compañía a quien se siente solo, asistencia a quienes no tienen acceso a un terapeuta, o simplemente un lugar seguro donde desahogarse sin juicio. Pero también nos obliga a mirar hacia dentro: ¿Qué nos hace humanos? ¿Qué necesitamos de verdad para sanar, conectar, confiar?

“Her” nos recuerda que todos buscamos lo mismo: ser escuchados, ser comprendidos, ser acompañados. Tal vez el futuro no sea elegir entre humanos y máquinas, sino “construir juntos espacios más humanos, con ayuda de la tecnología”.

Porque al final, lo que más nos sana —ya sea con voz humana o sintética— es la presencia que nos dice, sin palabras: «Estoy contigo».

Her (2013) – FilmAffinity

Sebastián Villanueva

Director del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz). Psicólogo Sanitario (Col. M-33875). Responsable del Área de Psicología Afirmativa y Diversidad LGBTIQ+.