Mitomanía. Cuando la mentira se convierte en patológica.
El 3 de abril de 1817, aparece en Amondsbury (Bristol) una joven totalmente exhausta, ataviada con un turbante y extrañas vestiduras. Habla un idioma incomprensible, y tras bendecir una taza de té que le proporciona alguien del pueblo con una larga oración, se la bebe.
Durante los siguientes días consiguen descifrar el lenguaje desconocido y determinan que es la Princesa de Caraboo, una isla de la Polinesia.
Aquella historia fascina al pueblo inglés que miran con cada vez más admiración, a la joven princesa. Pronto la historia quedará en entredicho. Un vecino del cercano Gloucestershire dice reconocer a la joven. Se trata de Mary Baker, que también vive en Gloucestershire y no es ninguna princesa.
¿Qué llevó a Mary Baker a mentir?
¿Qué lleva a una persona a crear un escenario completamente diferente a la realidad y en el que él o ella son protagonistas de una historia sorprendente?
A este trastorno se le conoce como Mitomanía o Pseudología Fantástica, y NO está recogido en el DSM-V u otras clasificaciones diagnósticas, principalmente porque se considera que la persona que lo sufre, padece algún otro trastorno de origen primario.
La persona mitómana tiene ciertas actitudes que la lleva mentir de esta forma patológica, y algunas de ellas son las que siguen:
– Niveles de ansiedad elevados: La ansiedad no solo se presenta como un precursor del acto de mentir, sino también como una consecuencia de estar en una situación propicia para hacerlo, creando un ciclo de retroalimentación que perpetúa el comportamiento.
– Tendencia a manipular la realidad: Esta tendencia se convierte en hábito y llega en la mayoría de los casos a hacer que la persona se crea sus propias mentiras.
– Baja autoestima: Sienten que sus vidas no son suficientemente interesantes o quizá se avergüenzan de ellas, lo que los lleva a crear identidades falsas, para contrarrestar esa baja autoestima.
– Dificultades en las habilidades sociales: Es posible que las mentiras se conviertan en barreras en la comunicación y en la confianza, que son dos elementos fundamentales para crear relaciones sanas.
– Dificultad para resistirse a mentir: El impulso es tan potente, que la persona describe el acto como una NECESIDAD, más que como una elección consciente.
– Satisfacción cuando la mentira no es descubierta: Y este hecho puede reforzar y perpetuar el comportamiento, creando un círculo del que es muy difícil salir.
¿Cuál es tratamiento para una persona mitómana o mentirosa compulsiva?
Antes que nada, hay que señalar que raramente es la propia persona la que va a solicitar ayuda. Precisamente por eso de lo que hemos hablado antes, se creen sus propias mentiras, la persona mitómana no va a sentir la necesidad de ejecutar ningún cambio en su vida, porque para ella “no ocurre nada malo conmigo”. Lo que suele llevar a estas personas a las consultas de psicología y/o psiquiatría es el hecho de que, en un momento dado, la mentira dará la cara y se verá obligada a reconocer la farsa. Empieza ahí un proceso de reestructuración personal que va a abarcar, desde intervenciones dirigidas a la regulación emocional y concretamente al control de la ansiedad, hasta una revisión histórica personal para detectar los desencadenantes de esta conducta desadaptativa.
Es un trabajo que hará uso tanto de una rama más cognitiva de la psicología (Psicología Cognitivo-Conductual) como de otra quizá más humanista (Gestalt o Terapia de Esquemas). El objetivo es claro, desarrollar la honestidad como un hábito, y sanar la relación interpersonal que se está viendo dañada por un discurso interno muy negativo.
No podríamos decir que la mitomanía tiene cura, porque la mentira patológica no es una enfermedad como tal. Lo correcto sería decir que, con las pautas y el apoyo adecuado, podemos lograr una mejoría significativa.
Una vez descubierta por su vecino, y ante la obviedad de la mentira, la joven Mary Baker se vio obligada a emigrar a EEUU, de donde nunca regresó y donde fallecería en 1864.
[The perverse mythomania of Pierre Molinier. An homage by Ernest Dupré] – PubMed (nih.gov)
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Sebastián Villanueva
Director del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz). Psicólogo Sanitario (Col. M-33875). Responsable del Área de Psicología Afirmativa y Diversidad LGBTIQ+.












